Interno se convierte en emprendedor en granja penitenciaria

Con criadero de gallinas, chanchos, codornices y tilapias en la Granja Ita Porâ de Emboscada, Carlos Alberto López con 50 años de edad y la mitad compurgada de los 15 años de condena sobre sus espaldas, se afianza cada mañana en poder apuntar a su propia empresa.
Hace un año y 8 meses que Carlos amanece bien temprano todos los días en esta granja, con 4 a 6 horas de trabajo. Se planta con seguridad en las faenas afianzado en sus estudios de licenciatura en contabilidad y administración de empresas y en la experiencia laboral de tiempo atrás en una estancia ganadera en el chaco.
Llegar hasta los galpones de chanchería deja a vista a 4 lechonas bien cuidadas que acaban de dar a luz 11 lechoncitos, con ambición de crecer a 48 para fin de año, que permita la obtención de carne de primera. Todos los balanceados alimenticios también proceden de la mandioca y caña de azúcar de su cultivo, al igual que los cuidados veterinarios.
En otro alero, hay 8 gallinas caceras que crecerán en proporción mayor, cuando en unos meses se alcance la producción de 100 pollitos mediante la flamante incubadora recientemente adquirida. La actividad avícola suma otras gallinas ponedoras, que permiten recoger 20 huevos al día con proyección a 50 unidades. La producción de huevos de 60 polluelos de codorniz en confinamiento, provee huevitos para llenar 24 blisters.
Dentro del penal, dos estanques le son útiles para la cría de alevines que aún no han tenido cosecha, pero crecen con el tratamiento de agua a base de cal y materias orgánicas. Lo ideal sería alcanzar 600 kilos de producción al año, aunque se confrontaría con la necesidad de contar con refrigeradores.
Con una pizca de entusiasmo y orgullo, Carlos es uno de los 19 internos de la granja que anhela hacer realidad un plan de agronegocio con beneficio de un microcrédito para personas privadas de libertad como oportunidad de reinserción, con canales de producción para autoconsumo y comercialización segura. Por ahora ha hecho lo que pudo con algunos ahorros suyos invertidos.
“En la granja se nos abren las puertas para ser emprendedores con éxito, pero el cambio está en cada uno. Quiero demostrarles con el ejemplo a mis 3 hijos, que me he propuesto ser un hombre nuevo y lo he logrado”, enfatizó López al despedirse.
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